Navarra no se vende, pero se intenta

no se sabe muy bien dónde pero está claro que en el Palacio de Navarra hay un gran centro de belleza. Allí entran las grandes cuentas maltrechas de la Comunidad y salen monísimas después de unos recortes por aquí, unos traspasos por allá, unas ventas que no son ventas pero que se pueden considerar así, aunque el que compra en realidad no compra porque no se endeuda pero se queda sin dinero, a dos velas y con una patata caliente que no sabe a quién pasar. En poco tiempo hemos pasado del mantra aquel de "Navarra va bien" a tener que cuadrar números como sea y sacar dinero de donde se pueda a contra reloj. Una muestra de ello es lo que estamos viendo en torno a las empresas públicas. En torno a ellas otro ejemplo: tras una reciente reestructuración en la que pasaron de 38 a 13, no para ahí la cosa y parece que llegan nuevas uniones como la de ENECSA (Empresa Navarra de Espacios Culturales), que gestiona Baluarte y el Planetario de Pamplona, con NDO (Sociedad Pública Navarra Deporte y Ocio). Baluarte consiguió ganar el año pasado algo más de 35.000 euros, a pesar del subidón del IVA y de la crisis en general y avanza en el intento de "vender" Navarra en los mercados nacionales e internacionales atrayendo, especialmente, al turismo de congresos. El Planetario ha recibido como regalo envenenado en su vigésimo aniversario una disminución de la subvención en un 92% y, pese a ello, sigue con las puertas abiertas intentando vender sus producciones, alquilando sus espacios y haciendo lo que haga falta.