Yo ya contaba con ese tiempo y ya ves?, dice el más joven. El mayor le contesta que así no hay manera de avanzar, pero que si quiere saber su opinión, que si puede, que se coja permiso sin sueldo, que no se va a arrepentir y que al fin y al cabo, es su responsabilidad. ¿No es hija tuya? Pues ahí tienes que estar, ¿no? Es de cajón. ¿Es que los políticos no tienen hijos?, pregunta el joven. Por cierto -sigue-, tenemos que quedar para que me pases la cuna, la silleta y la ropa que dijiste. Esta podría ser una escena entre compañeros replicada en la barra de un bar, en una oficina o en un taller mecánico.

La falta de presupuestos generales ha paralizado la ampliación del permiso de paternidad a cinco semanas, tal como pactaron Rajoy y Rivera. Ante la convocatoria de asociaciones de hombres, sindicatos, partidos y agentes sociales, se han llenado las calles de hombres reclamando la urgente aplicación de la medida y presentando el calendario de paros previstos para reivindicar lo que consideran el derecho inalienable de cuidar a sus bebés a tiempo completo durante ese plazo que, por otra parte, califican de más que escaso y retrógrado.

Que no, que es broma. Sin embargo, sí que hay numerosos hombres organizados en asociaciones que reivindican la custodia compartida. En la red encontrarán todo tipo de argumentaciones y tonos, algunos compatibles con la agresividad más desaforada. Se dibuja un escenario bélico post-divorcio donde todas las armas valen. Incluida la descendencia arrojadiza. Y sin embargo, en tiempos de paz, ante la llegada de la criatura, el entusiasmo por permanecer a su lado y hacerse cargo de la paternidad es estadísticamente muy inferior. No tiene sentido perderse en la casuística. Las grandes cifras hablan claro.