El coche lleno, la carretera atascada, las bombas explotando ya no tan lejos. Dejar todo atrás parece una pesadilla. Los niños lloraban, hartos de estar encerrados en el automóvil, inmóvil demasiadas veces. Fuera el frío era intenso, a veces la nieve cubría un trecho. ¿Tendrían tiempo de llegar a algún refugio para incubar el sueño? La calefacción del coche no podía mantenerse demasiado tiempo encendida, gasta combustible. Una familia más entre cientos de miles, apenas podían creerlo. Quizás era partir para no volver si quedaban destruidos trabajo y hogar. Después de una guerra, aunque sea breve, la crisis económica y la miseria están garantizadas. De momento, Polonia, o atravesar la pobre Rumanía, buscando algún destino, sin saber dónde, ni el idioma... La Unión Europea ya tenía prevista la llegada de esta ola, este maremoto de refugiados. Los polacos, en una demostración maravillosa de caridad, de bondad, están acogiendo en sus casas a muchas de estas familias, sin saber quiénes son, compartiendo el baño, el comedor... De momento. Pero habrá que buscar soluciones estables. ¿Y España? Ya con la guerra civil en Siria vimos escenas parecidas. La diferencia es que entre los ucranianos no habrá fanáticos musulmanes que al ser acogidos luego nos odien e intenten destruir nuestras sociedades, si bien muchos sirios eran sencillas gentes que solo querían sobrevivir y agradecían la acogida de los países. Los ucranianos son trabajadores, comparten nuestros valores... ¿No tenemos acaso una España vaciada, despoblada, donde bien podrían emprender actividades agrónomas o pastoriles? Hay casas para ofrecerles, mejor que tristes barracones... El Papa, con el comienzo del miércoles de ceniza, pidió ayunos y oraciones ofrecidos a Dios para que dé luz y conmueva el corazón de quienes provocan el horror. Ayunar es un método de autodominio, un privarse de algo natural, como sacrificio. La vida es muchas veces un aprendizaje en el sacrificarse, en negarse algo para darlo a los otros. El sacrificio cuesta, a veces duele. Es la entrega. En el cristianismo es muy claro el referente al que apunta la Semana Santa. Dar significa privarse de algo, asumir la negación, pero esto permite una gran afirmación interior, la del amor, que se da con hechos, no solo con buenos sentimientos. La compasión solo no da de comer a quien pasan hambre ni techo a quien sufre frío. Sobran casas vacías. Basta establecer un método legal para ofrecerlas a quien no tiene. Los impuestos que se elevan sobre esos bienes necesarios son un método que ayuda a librarse del exceso de inmuebles estériles, así como políticas que ayuden al alquiler, a su aprovechamiento. ¡Cuántas aldeas dejan caer sus techos! Llegaron, les gustó el pueblo, arreglaron las tejas por donde se colaba la lluvia, comenzaron a labrar abandonadas tierras. Gallinas, cerdos... Tal vez sea un sueño ahora para quienes todo lo perdieron.