El grupo de madres que se han movilizado para que -a pesar de que hay una ley aprobada por UPN, PSN y PPN que lo impide- se les dé la exención por las prestaciones de maternidad se reunió el otro día con Uxue Barkos. Las madres dijeron que Barkos les comentó que el Gobierno estaba atado de pies y manos por esa ley vigente y que fuesen al Parlamento o la vía judicial. Eso publicaron los medios. Ayer, la portavoz Solana desmintió que Barkos les dijese eso a las madres y que lo que les dijo fue que la situación solo podría cambiar con una ley con carácter retroactivo -difícil de tener encaje legal- o con una sentencia en tribunales, pero que no les instó a hacer ni una cosa ni otra, solo les explicó cómo estaba y cómo es la situación legal. Las madres ayer certificaron su versión inicial. Bien. Esta clase de embrollos se solucionarían o al menos se aclararían más si la política comunicativa del Gobierno y más en concreto de Barkos fuese mucho más proactiva, habitual y clara. Si Barkos tras la reunión da una rueda de prensa y explica todo no va a evitar los ataques pero sí va a evitar que quien quiera saber no sepa por dónde se anda. Es un error común esta legislatura, el de ir dejando que se vayan incendiando los temas, hablen otros y responder a base de comunicados, vídeos, portavoz o respuestas apresuradas de Barkos en llegadas a otros lugares. Les ha sucedido en varias ocasiones -les está pasando con Skolae- y les sigue ocurriendo, dejando que se forme un mondongo informativo enorme que obliga al ciudadano a empollarse la Enciclopedia Británica para saber de qué va el asunto. Las herramientas de comunicación están bien, pero la mejor de todas ellas es alguien que dé la cara, explique todo claro, rápido y sin dar la sensación de que se está siempre defendiendo, sino informando. Y quién mejor que Barkos, a la que se le ha visto muchas menos veces de las necesarias.