Enhorabuena al cuerpo técnico, a la plantilla, a la Junta Directiva, a la buena gente de comunicación, a los socios y a la afición de Osasuna. Salvo hecatombe, el año que viene el equipo estará en Primera, peleando -espero que sin perder la cabeza- por estabilizarse en la máxima categoría. Ha sido una gozada verles jugar y hay que dar las gracias a los responsables de que eso haya sido así. Dicho eso, imagino que con los casi o sin casi 50 millones de euros que van a caer la campaña que viene vía derechos de televisión ya no hará falta que el equipo deportivo más seguido de la comunidad anuncie en su camiseta a una casa de apuestas, ni que los jugadores, prestando su imagen, nos animen a apostar. Si en su día el club apostó -con perdón- por sacar dinero mediante esta vía y el director general externo llegó a decir que esta era un problema social y no de Osasuna ahora no pasará nada porque un club que supuestamente tiene que tener relación cero con problemas sociales de ninguna clase deje de ser soporte de algo así. Un club, recordemos, que a su vez juega de prestado en una instalación pública, como lo es El Sadar. El Gobierno de Navarra debería, en cualquiera de los casos, establecer legislación propia que impida esta clase de situaciones: el deporte es para transmitir salud, ocio, vida en positivo, no para promocionar actividades que como el juego pueden derivar -y de hecho lo hacen- en adicciones y en verdaderos problemas de salud pública. Con todo el chorro de dinero que va a entrar, esa promesa que hizo la directiva en una asamblea de que este tema se miraría si se seguía solicitando debería ser una realidad, mejor antes que después, puesto que ya no hay necesidad económica real para plegarse a las ofertas de las casas de apuestas, muy legítimas de anunciarse como quieran, pero que no tendrían que tener cabida en los propios equipos deportivos.