Confío en que en noviembre, si vamos últimos, con 7 puntos en 11 jornadas, no destituyamos a Arrasate de su puesto de entrenador. Y si por el motivo que sea hay que hacerlo, que no sea llamándole por teléfono para comunicarle la noticia. Imagino que no volveremos a hacer esas cosas que como club Osasuna jamás había hecho y que en aquel caso hizo con Martín, hace solo dos años y medio. Y no lo recuerdo, ni muchísimo menos, por ensalzar a Martín, del que ya he dicho en muchas ocasiones que me saturaba su discurso, sino por recordar el hecho, tal vez lo más nefasto que ha hecho esta directiva que ahora recoge el justo premio a su buen trabajo de este año. Aquello posiblemente fue el punto más bajo, rematado por la pésima trayectoria posterior de Caparrós y la llegada de Vasiljevic. Hace dos años de aquel fondo y desde entonces ha habido aciertos y ha habido errores, pero lo que es obvio es que el club se ha saneado aún más -gracias a los ingresos televisivos de aquella campaña y a la contención desde entonces- y que Arrasate y Alkiza dieron con la tecla de la plantilla antes de que se encendiera la luz roja y la plantilla con la tecla de la afición y viceversa. En un panorama así, que la Junta Directiva se vea poco es lo mejor que le puede pasar a un club. Y así ha sido, al menos en lo deportivo. Y hay que darle la enhorabuena a Luis Sabalza por, al parecer, haberlo visto, ir aprendiendo de los errores y, salvo la jugada trapacera de contraponer una reforma chapucera y otra muy atractiva, haber cruzado la temporada con dignidad y buen hacer. Lo mismo que se les dio cera cuando se traspasó a Merino y se mintió, cuando Canal estuvo en la sombra haciendo y deshaciendo -y sigue, pero ya no en la sombra- y varios asuntos más, cuando no te metes en charcos y dejas trabajar a los deportistas se dice y tan contentos. Así que enhorabuena, rojos y rojas, del primero a la última.