Basta echar un vistazo a las elecciones generales celebradas en España desde 1977 para ver que en todas las ocasiones el partido que gobernó superó el 32% de votos recibidos y que las dos únicas veces que el partido más votado no alcanzó el 30% el 28,7% el PP en 2015 y el 28,6% el PSOE este mes de abril hubo repetición de elecciones. Incluso con el 33% que tuvo el PP en 2016 la legislatura fue de gran inestabilidad, propiciando la moción de censura que trajo a Sánchez a la primera línea hace apenas año y 3 meses.

El asunto es que Sánchez considera que con un 28% de los votos puede uno tener el cuajo de querer para sí todo el gobierno y el poder de un país, cuando han sido muchos los que te han aupado a donde estás, entre ellos otros partidos. Y así, obviamente, no se va a ninguna parte, sino a repetir elecciones. Y se repiten única por su negativa total a formar un gobierno de coalición, como bien dijo sin querer como le suele pasar cuando se confirmó que no había investidura: España necesita un gobierno único y estable, no dos gobiernos en uno.

España necesita gobierno, el PSOE posiblemente necesita que sea único, pero España necesita gobierno y es hora, tal y como está la sociedad desde 2011, de que este sea de coalición, porque ahora hay varios partidos que ocupan el espacio que hasta 2015 solo ocupaban 2. En las elecciones de 2008, antes de ayer, entre PSOE y PP sacaron el 84% de los votos. Este abril, el 45%. España ha cambiado en ese sentido y por tanto necesita de políticos que lo asuman. Y no es la misma responsabilidad la que tiene Sánchez que la que tienen el resto, no sirve eso de son todos iguales. Es Sánchez y solo él y quienes le asesoran el que ha cerrado desde junio todas las vías para un gobierno de izquierdas. Pese a ello, volveré a votar y por lo de siempre: para no dar más opciones de gobernar a quienes jamás me gustaría que gobernasen.