o sé bien si los niños van a ir al colegio o si los mandamos al frente de Stalingrado, leído lo que se vaya leyendo, que es mucho, y de hecho es tanto que si encuadernas todo lo que se escribe y habla sobre el tema te da para media vida leyendo, pero lo digo en serio: no sé si estar nervioso o si estar tranquilo. Aunque, objetivamente, por vez primera desde que esto empezó los críos van a estar con muchos más dentro de un mismo espacio cerrado, lo que así en principio da más respeto que otra cosa. Lo que sí sé, por ejemplo, es que para no confinar a 24 criaturas 10 días si alguien de la clase daba positivo se ha obligado a todos desde los 6 años -antes era a partir de los 12- a llevar mascarillas, lo cual es un alivio probablemente para la economía -25 confinados cada equis días es un cisco familiar y laboral serio, de proporciones muy notables si se repetía varias veces- pero seguro que no es nada positivo para los propios críos: 5 horas seguidas con la mascarilla, algo que por no hacer no hacemos ni los mayores, que, además, elaboramos estrategias suficientes para tomarnos respiros. ¿Es sano y lógico desde un punto de vista sanitario para esos niños y niñas que tengan que pasar tanto tiempo con el artefacto puesto, se ha tomado la medida pensando en su salud únicamente o se hace porque las alternativas son inviables? No sé, así sobre el papel parece claro que no se hace tanto para que los niños no se contagien como para que, si lo hacen, no haya que mandar a 25 a casa 10 días y todo lo que eso supone. Y no digo que las distintas opciones sean sencillas ni obvias de tomar, sino que se opta por aquella más punitiva para su hora a hora y sin, que yo sepa, una explicación exclusivamente sanitaria firme, convincente e incontestable. Habrá que confiar en que nos vuelvan a sorprender con su capacidad de adaptación, porque fácil no se lo hemos puesto en ninguna fase.