a semana pasada se registró un leve aumento de casos de coronavirus en Navarra, tras cinco semanas de descensos consecutivos. Es cierto que el aumento también vino acompañado de un mayor número de pruebas que la semana del 30 de noviembre al 6 de diciembre -más de 1.000 pruebas de diferencia-, con lo que podríamos decir que el aumento es en realidad un empate, pero hay una obviedad: el descenso se ha estancado, por ahora. De hecho, ayer martes se dio a conocer la cifra del lunes y va en esa línea: 102 casos -la media de hace dos semanas fue 82, la de la pasada fue 85-. Para hacernos una idea, la consejera de Salud habla de lograr una Incidencia Acumulada a 14 días de 50 puntos. Para lograr eso -estamos en 190- los positivos diarios en Navarra tienen que ser una media de 23 cada día durante 14. Estamos muy lejos de eso y, quizá, sea un objetivo no realista ahora mismo, visto el ligero incremento que no solo se está viendo en Navarra sino en varias comunidades de España. ¿Podríamos estar ante los primeros signos de una tercera ola? Ni la más remota idea, pero hay cosas obvias: a día de hoy no se ha registrado por la Red de Vigilancia Epidemiológica de Navarra un solo caso de gripe, cuando a estas alturas de diciembre otros años ya habían sido más de 1.000. La gripe tiene su punto álgido en enero y febrero. Si, como se dice, este año va a haber mucha menos gripe pero puede que sea ocupada por el coronavirus, si además de eso le sumamos la propia tendencia de la pandemia, las reuniones familiares en cerrado -obviaré mi opinión, la he dado muchas veces-, diversos aspectos del ocio que van a cambiar estos días por aperturas y la llegada de la dichosa Navidad, no es de extrañar que en muchos hospitales, consejerías, centros de salud y en general en el sector sanitario estén aterrados. Creo que cada cual sabemos qué hacer y qué camino mejor no tomar. Y ver venir.