engo una cuñada que resucita gente. Así, como hobby, nada laboral. Podría ser peor, hay cuñadas por ahí -y cuñados, claro- que te pueden hacer llegar a odiar el momento en el que sin tú intervenir en nada se estableció ese hilo viscoso, aunque por suerte no me hayan tocado. Yo mismo soy cuñado de varias personas sin que ellas tengan la más mínima culpa. Volviendo a mi cuñada, ya digo que le ha dado por lo de resucitar peña. Hace 4 años, el 20 de diciembre, se le cayó delante fulminado por una parada cardiaca un compañero de trabajo y mientras llamaba al 112 fue capaz de hacerle la reanimación cardio pulmonar hasta que llegaron los de la ambulancia y siguieron con el tema hasta que sacaron al buen hombre, que ahora se levanta cada mañana como si tal cosa aunque le costó meses. Hace 16 días, un lunes, le tocó resucitar a su mozo, que había tenido la mala idea de sufrir idéntica putada con tan al parecer buena suerte que mi cuñada llegó muy poco después del suceso a casa tras trabajar y en mitad de aquella maraña de tensión que imagino indescriptible fue capaz de hacer lo mismo que cuatro años antes, metiendo oxígeno y circulación sanguínea en el cuerpo de su chico cuando este ni respiraba ni latía, el tío jetas. Una hora después y tras un esfuerzo incesante por parte de varios sanitarios, mi cuñado volvió a tener pulso y hoy está ya en casa tras unos días en el hospital y una larga recuperación por delante pero entero y sonriente. Yo les daría el teléfono de mi cuñada a ustedes por si tienen planes como de tener episodios de estos, pero me ha dicho que así a nivel profesional no quiere saber nada, que va improvisando y que ver venir, que tampoco hay que acaparar y que lo poco agrada y lo mucho cansa. Vamos, las clásicas excusas de quien va por ahí con dos vidas salvadas y no le da ninguna importancia y por ahí la gente creyendo que es algo por meter un gol.