icen que una de las claves de la vida es ser capaz de conocer tus propios defectos, sean solucionables o no, así como tus imperfecciones, fealdades, carencias, etc, e ir aceptándolas e integrándolas con toda normalidad. Está bien. Imagino que esto es trasladable a las ciudades. Saber qué es feo de pelotas y qué no. Y decirlo y asumirlo. Así que esta vez no voy a hacer el clásico concurso de los 10 pueblos más bonitos de Navarra o los 10 sitios que tiene que visitar antes de estirar la pata o los 10 lugares donde hacerse una foto para fardar. Hagamos al revés: 5 lugares/elementos más feos de Pamplona. Esto un ayuntamiento enrollado o un colegio de arquitectos vacilón debería promocionarlo, no con vistas a eliminar nada, ni mucho menos, sino a conocer los gustos de sus ciudadanos. Y tan gusto es lo que te gusta como lo que no te gusta. Por supuesto, habría que tratar de eliminar de nuestras elecciones aquellos lugares que nos caigan mal por causas ajenas al lugar -te dejó una novia en la platea del Gayarre, vale, bien, pero el Gayarre es precioso- o al revés, que nos caigan bien porque allí pasamos buenos ratos. Yo voy a ir dando los míos, que como me pasa con mis 50 canciones preferidas de Bob Dylan, mañana podrían ser otros, aunque hay lugares que creo que del top 3 no se moverían. Van. En orden de horrorosos y/o/u desangelados etc. El kiosco de la Plaza del Castillo. Todo el conjunto de la plaza de la Libertad. La cruz de la plaza de la Cruz y la plaza en su conjunto. La plaza del Baluarte. El nervio central del paseo de Sarasate y el cierre del Parlamento. Esos son mis cinco, aunque quizás solo el último lo sería capaz de sacar de ahí si me presentan más lugares, que los más estudiosos del lugar seguro conocen. Edificios feos y así seguro que hay a cientos, pero los obvio. Me refiero más a lugares casi emblemáticos. Anímense, hagan su Ruta Pamplonesa de lo Feo.