mí me gustaría vivir en los cerebros de las personas adultas que el pasado fin de semana asistieron a una fiesta en la que se juntaron 151 personas en Echavacoiz. Habían solicitado permiso, pero no les habían contestado. La hicieron, tan tranquis. Tú te metes ahí y tiene que haber un relax que ríete tú de dos semanas en un balneario para jubilados alemanes en Boltanyá con todas las atenciones pagadas. Hay gente que se cayó de pequeña en la marmita de Valium y ahí sigue, van tan tranquilos por la vida que a veces lo que te sorprende es que le siga latiendo el corazón. Oye, que mengano va a hacer una fiesta el sábado. ¿No está prohibido juntarse más de seis? Creo que sí, pero no sé bien, han cambiado tanto todo... Bueno, iremos y a ver qué pasa. 151. Hay manifestaciones con bastante menos gente. A mí personalmente lo de las reuniones de 6 -y más al aire libre- me parece a estas alturas bastante tonto si se cumplen medidas tan sencillas como la mascarilla, si vemos que ya se han abierto interiores, pero es que una cosa es juntarse 10 y otra 151. Coño, que ni idea de si es peligroso, que seguro que hasta no, pero ¿no ha leído ninguno -siquiera uno- que os puede caer la del pulpo? Cuando pase un tiempo de todo esto podremos hacer una recapitulación demencial de normativa que se fue imponiendo que incluso vista en ese preciso momento -sin el ventajismo que supone saber luego más cosas- se veía claramente que era una aberración o cuando menos una estupidez. Y posiblemente estas reuniones al aire libre entrarán en el capítulo de eventos que tendrían sin ninguna duda que haber sido permitidos. Pero lo asombroso es que sabiendo como se sabe que no lo están y que el puro que te puede caer es mediano, ahí están, los 151 dale que te pego al festejo. Ya digo: yo quiero un sistema nervioso como el de esa gente, póngame dos uno para llevar y otro para instalármelo aquí mismo.