upongo que muchos de ustedes han visto ya ese corto vídeo de apenas 15 segundos en el que una mujer graba desde una terraza de una casa de La Palma los momentos iniciales de la explosión, a unos 2 o 3 kilómetros de distancia. La mujer, impresionada, dice Ay por Dios y habla o busca no se sabe si a una vecina o a una familiar que le responde ay Maríajosé mientras la imagen enfoca la inmensa columna y por detrás se oye clara y rotunda una voz masculina que dice: hay tiempo de comer, hay tiempo de comer sin problema. El himno de España no tiene letra, pero con esta frase perfectamente resumes el sentimiento nacional: tienes una tragedia en ciernes a unos 3 kilómetros pero como son las tres y cuarto de la tarde y la comida está en la mesa, una por una tú crees y así lo comunicas que no hay problema alguno en darle al diente o en acabar lo ya iniciado, mientras las mujeres de la casa o tu propia esposa interpretan el papel dramático. Comedia y drama en apenas 15 segundos. Como ha ocurrido, igualmente, en redes e incluso en la boca de la Ministra de Turismo. Mientras la lava devora proyectos de vida, casas, los sueños de toda una vida, en las redes sociales se comparten con orgullo fotos del volcán de noche con la super luna llena al lado o un bombero graba la escena de la evolución de la lengua destructora y exclama qué guapo y todos, claro, nos quedamos atónitos ante la belleza del espectáculo, porque eso es lo que es: un espectáculo bello y devastador en el que a los que nos pilla lejos nos cuesta más entender que debajo de esa capa de engrudo negro que avanza hacia el mar hay miles de tragedias. Supongo que es la condición humana, que mientras algunos exclaman ay por Dios otros piensan en comer y la ministra, en plena fase destructora, espera que el evento -"espectáculo maravilloso"- sirva como reclamo turístico. Tengo muy claro cuál de los tres es mi presidente.