ay un verso de una canción de Blaze Foley llamada Clay Pingeons en el que dice “me podría construir un castillo de recuerdos solamente para tener algún lugar al que ir”. Cuando abro las redes sociales o los medios digitales y contemplo que se le da cancha a un tal Tangana por haber hecho un vídeo en una catedral y que hace vídeos o sesiones de fotos rodeado de mujeres como los Whitesnake hace 40 años me acuerdo de que vivo en un mundo en el que yo también me he construido ese castillo de recuerdos y que gracias a ese castillo no me vuelvo loco con la mierda de actualidad que me es ofrecida por los medios de comunicación en los principales espacios. La mierda de actualidad y de referentes musicales, televisivos, cinematográficos y periodísticos, incluso. Estamos de mierda hasta el cuello. Por eso cada uno de nosotros, según tengamos una edad u otra, tenemos nuestros castillos con nuestras canciones y nuestros actores y nuestros libros y no digo que sean mejores que los de ahora, no es para eso, sino para protegerse de lo que nos quieren imponer. Porque mierda ha habido siempre. El problema es que ahora triunfa o se le da cancha de una manera tan grosera y descarada sobre las apuestas más talentosas que uno se pregunta si es que los que diseñan esto nos tienen a todos por idiotas o es que realmente somos idiotas. “Era una oportunidad para que la Iglesia dijera algo moderno y tolerante”, le leo en el titular de un medio serio al tal Tangana. Nos mandan mensajes gentes con el intelecto de un grillo y esos mensajes aterrizan quieras o no quieras si abres webs generalistas, con lo que o te recluyes en tu castillo para siempre o te los cruzas de todas todas. Ambas prácticas tienen su riesgo, claro, pero parece obvio que lo verdaderamente sano es recluirse lo más posible en lo seguro y abrir las ventanas lo básico para ventilar. Mejor el castillo de Foley.