“Cuéntame como pasó” es lo que les dirá el juez de la Audiencia Nacional a Imanol Arias y Ana Duato, los protagonistas de esa serie televisiva, procesados por delitos contra la Hacienda Pública.

Según han informado, el actor habría defraudado 2,7 millones y la actriz, 1,9 por su participación en la serie. Ellos, el productor y otras 28 personas físicas y jurídicas están implicados en este caso de evasión de impuestos. Según parece tenían contratados los servicios de un un despacho de abogados dedicado presuntamente a construir y mantener una estructura jurídico económica para que clientes como estos evadiesen impuestos.

Y en el caso de Imanol Arias cabría preguntarle “cuéntame cómo te pasó esto de nuevo”, porque en 2016 ya se vio obligado a pagar a Hacienda otros casi 5 millones de euros por similares chanchullos ideados desde ese mismo despacho de abogados.

Está claro que lo de pagar lo menos posible a Hacienda, evadir impuetos, desviar dinero a paraísos fiscales o, simplemente, contratar servicios sin IVA parece algo tan habitual en el ADN Marca España como vociferar quejándose por las listas de espera en sanidad, los baches de las carreteras o la falta de inversiones en educación y en investigación.

Hay que exigir coherencia, transparencia y responsabilidad. Y yo añadiría sentido común, porque ¿para qué hacen los miembros del Congreso y el Senado una declaración de bienes y rentas? ¿Para poner lo que les da la gana? Será así porque no me cuadra mucho que el señor García Adanero haya tenido unos ingresos de 54.041,19 euros en el último año y declare tener solo 4.738,24 euros en una cuenta corriente y un préstamo hipotecario de 300.000 euros del que le falta por pagar 201.350. Toda la vida dedicado a la política ¿para esto?