oy tendría que hacer una columna especial. Lo digo porque cumplo 25 años aquí. Publiqué el primer Farolito el 20 de marzo del 96 y no he fallado ningún miércoles. Dicho esto, solo puedo añadir que yo mismo estoy sorprendido. En ningún momento de mi vida he tenido la sensación de que mi relación con la realidad fuera la correcta. Aunque ignoro si alguien la tiene. De todas formas, nunca he tenido problemas por mis columnas y nunca se me ha censurado ni una coma, aunque tampoco estoy seguro de que eso sea una buena señal. Lo que más me han dicho es algo así como: No entiendo tus columnas, pero algunas las leo y me gustan. O algo no muy distinto a eso, como: eres muy pesimista, pero a veces me haces gracia. Supongo que no puedo aspirar a más, así que gracias. Y sí, prefiero ser un poco pesimista: relaja mucho. Se moderan las expectativas y al final las cosas nunca acaban siendo tan horribles como te habías imaginado. Ser solo optimista debe de ser muy frustrante, supongo. Esperar que todo salga bien todo el tiempo, ¿de verdad es esa una buena táctica? Por ejemplo, respecto al Fenómeno Pandemia, yo estaba convencido de que podía morir una quinta parte de la humanidad. De modo que intentaba consolarme a mí mismo pensando que esa drástica reducción demográfica podría, tal vez, venirle bien al planeta, puesto que somos alimañas depredadoras y nos lo estamos cargando ¿no es cierto? Pero como solo ha muerto menos de la mitad de una milésima parte, tengo que ponerme contento: ese es el mecanismo. Aunque luego tenga que sufrir por el planeta, claro. En fin, la dicha nunca es completa: siempre hay algo retorcido en la naturaleza humana. Ya ves cómo funciona el mundo. En el cine se ve muy fácil. En las pelis malas, el malo más malo de todos es un malo de risa. Sabes que va a perder. Pero en las pelis buenas, el malo más malo de todos es el más listo. Y parece bueno. Y hasta te cae bien, ¿no es eso retorcido?