¿Terror en el hipermercado! ¡Horror en el ultramarinos! Todo ha desaparecido. Y nadie sabe cómo ha sido. Alaska y los Pegamoides anticipándose 40 años. Cosas locas que están pasando estos días.

Que te dé un latigazo el cuello por la velocidad repentina con la que lo has girado cuando una desconocida ha estornudado al adelantarte por la calle. Entrar al súper con las cervicales ya mermadas y colisionar de frente con los 24 rollos de papel higiénico que porta un señor (el miedo aligera), junto con dos bolsas a reventar de producto seco, galletas, pasta y arroz, con el que se podría alimentar un mes, o matar de estreñimiento, a todo ese caudal turístico que se va a quedar con hambre si cierran restaurantes y bares.

Comprobar que la movilidad completa de las cervicales para hacer la compra está sobrevalorada, en un solo vistazo al frente abarcas frontales de estantes y laterales ya saqueados. Verificar que cuando los directivos de cadenas de supermercados aseguraban que no hay problemas de suministro las 20 personas que hay delante de ti en la cola de caja debían de estar en su baño agotando el papel higiénico y no les han oído. Pasar de la cola y salir con las manos vacías después de haber dejado lo que iba a ser la cena y acercarte al japonés a que te dé un sobre de salsa de soja y unos palillos para roerlos.

Que mientras una amiga te hace la cobra cuando ibas a besarla, ya camino a casa, te recuerda que ocurren más cosas, como que la Mesa del Congreso vuelve a rechazar investigar a Juan Carlos I, ahora por las presuntas donaciones recibidas del rey saudí en una cuenta en el paraíso fiscal suizo y alguna otra presunta cosilla más. En fin. Joya que he escuchado esta semana en el documental Carrasca a una señora aragonesa, "un día nos moriremos pero los demás, no".* Pandemónium. 1. Capital imaginaria del reino infernal. 2. Lugar en que hay mucho ruido y confusión.