Reabre el autocine de Getxo, despliega su pantalla de 24x12 metros, "la más grande del Cantábrico", la llena del agua revitalizante del Atlántico Norte con Tiburón y su parking completa aforo con enamorados de esa cosa tan romántica, retro y vigente que son los cines al aire libre. Y con amantes de clásicos imbatibles como merece ser esta cinta de Spielberg que nos transporta al hedonismo ocioso de la isla de Martha s Vineyard, en Massachussets, y nos hace regodearnos en la esencia del terror de raíz acuática. Ganas de playa, de sol y de evasión. Una enfermera se emborracha sola el martes en una de las dos mesas a las que se ha reducido una terraza del casco bilbaíno. La conocía únicamente de habernos cruzado miradas y holas en las semanas más rígidas del confinamiento, ella en su balcón, yo recorriendo al anochecer una calle solitaria y liberadora de camino a los contenedores. En su tercera o quinta cerveza se le nota mucho que muere de amor por sus sobrinos y me cuenta que ha perdido a compañeras y que hoy su objetivo era este, beber. Su dedicación no ha podido tener más sentido, nueve de cada diez contagiados por covid en la CAV ya se han recuperado, en Navarra la escalada positiva también es imponente y desde esa posición privilegiada vimos el miércoles mantener un minuto de silencio a políticas y políticos de toda sensibilidad e institución pública en las cuatro capitales. Pausa de respeto y de recuerdo para seguir camino y hacer acopio de material sanitario de cara al otoño en esta crónica de un retorno anunciado. Y en medio de la atmósfera agridulce que nos envuelve se ha ido a los 8 años Andrea, la hija de una amiga compañera de profesión. No ha sido por el virus que todo lo ocupa, llevaban casi dos años midiéndose con el cáncer en una montaña rusa demencial. Descansa, preciosa, y un abrazo inmenso a todas las personas que en esta etapa extraña también estáis sufriendo otras pérdidas terribles.