s tan libre el deseo. La línea aerodinámica de un deportivo negro. La curva de plata que dibuja un anillo. El modo despreocupado en que alguien camina con unos zapatos que suponen la mitad de un sueldo. Reírte con tu pareja como esa pareja que se mira justo por encima del borde de la copa. El incendio que te desatan dos segundos en los ojos de una desconocida en el metro. A Humbert le perdió Lolita. En la versión de Kubrick el escritor maduro alquila una habitación en una casa que no le gustaba, se casa con una mujer a la que no quiere, tira a la basura trabajo, prestigio y vida y termina asesinando y muriendo enfermo mientras espera su juicio. Todo por estar cerca de una chica de 14 años. Cuando tenía 11 Nathalie Portman hizo de Mathilda en El Profesional de Luc Besson. Después de que maten a su familia la niña se refugia en casa de un vecino asesino a sueldo que le enseña a moverse en su mundo y a disparar a cambio de que ella haga la comida y se encargue de la casa. Mathilda lleva una melenita y un flequillo francés que acentúan la intensidad de su mirada. Hipnótica. Hace unos meses la actriz contó que aquel papel la convirtió en otra Lolita. Le generó tal inseguridad sexual que la condujo a rechazar papeles más sensuales y elegir otros que la blindaron con una imagen seria y conservadora. Pensó que si la respetaban no la convertirían en cosa. A veces a las niñas se les sale la mujer que llevan dentro por los ojos. Y algunos hombres la ven. Otros ni necesitan verla. El ex Míster Navarra y director de la agencia Dana Models Daniel Lucía, que durante años grabó desnudas sin que lo consintieran ni lo supieran a 129 mujeres, 54 de ellas menores, cumplirá máximo 5 años de cárcel de una condena a 115 tras haber llegado a un acuerdo con la Audiencia Provincial de Navarra. El deseo. La atracción. Eso que en la vida real a algunos les hace cruzar la línea.