Estreno al público. Activada una hipoteca durmiente heredada de la megalomanía de UPN. Gasto suntuario decidido en plena crisis económica y política de recortes. El Navarra Arena es un edificio polivalente, con una superficie construida de 45.000 metros cuadrados (aforo para 11.850 personas) sobre un solar de 20.000 junto al estadio del Sadar. Coste: 60 millones de euros. Obras iniciadas en 2009. Instalación en funcionamiento desde ayer, tras cinco años en desuso. La Administración foral reconoce que tendrá que hacer una aportación anual cercana al millón de euros. En caso de explotación óptima, podría reducirse a la mitad. Inmueble para eventos culturales, deportivos, lúdicos y corporativos, de ámbito regional, nacional e internacional. Construcción bajo las últimas normativas de eficiencia energética. Graderío telescópico para adaptarlo a diferentes aforos. Estreno sin inauguración oficial. Sin foto ni corte de cinta. De momento. La primera actividad en programa, un partido de pelota. Frontón de 600 metros cuadrados. Tres mil espectadores sentados, con entradas entre 10 y 40 euros. Final del denominado Masters Codere 2018. Codere es una importante empresa de juegos y apuestas, online y presencial. No parece el patrocinio más higiénico para el evento inaugural de un recinto de titularidad pública. La publicidad del juego nos invade, incita y excita. La tradición de apuestas en la pelota profesional ha arruinado familias. El apostante de antaño daba la cara en las sillas de cancha y portaba un fajo de billetes. Ahora, la apuesta es discreta, telemática, universal y diversa en deportes y casinos. La ludopatía, reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, crece entre las generaciones jóvenes. Una adicción, un trastorno del control de los impulsos. El problema del juego patológico sucede normalmente en los juegos de azar con remuneración económica. Publicitarlo es incompatible con la promoción de la salud.