omos la izquierda": rótulo en el Comité Regional del PSN-PSOE. Actitud patrimonialista. Excluyente. Pura arrogancia. Apropiación indebida. Al menos la honestidad intelectual de cambiar el artículo determinado por el indeterminado "una". O "somos izquierda", sin fatuidad. Aceptemos que lo sea, en arrebato de generosidad y desmemoria. Hay otras, incluso socias de gobierno, incluso residuales, a las que esa ostentación chulea y menosprecia. Sin olvidar que el sostén real de este Gobierno (formación y presupuestos) depende de una agrupación de izquierda, aunque el acento se ponga en su carácter de nacionalista vasca radical. La clave: declaraciones de Bakartxo Ruiz, portavoz parlamentaria de EH-Bildu: "Si a algo le doy valor en esta legislatura es a seguir teniendo a Navarra Suma absolutamente desnortada y sin capacidad de influencia. Objetivo: tener a la derecha y sus políticas lo más alejadas posible del Gobierno". Sin dejar de poner en valor, supongo, la rentable estrategia abertzale de conciliar con el equipo de Sánchez. De momento, toca aguantar. Participar del poder alivia escozores. La gestión de la pandemia aconseja colocar en espera otro tipo de malestares y fallas en el incumplimiento del acuerdo programático. El PSN gobierna con cierto tic hegemónico. La capa del acuerdo y el sayo de su antojo en las decisiones. Bildu ha puesto la voz solista, pero la queja es más coral: "No se puede utilizar una mayoría de izquierdas para hacer políticas de la derecha". La paciencia tendrá como límite el calendario electoral. En las urnas no hay socios de convicción, solo de conveniencia. La valoración del euskera en el acceso a la Función Pública, una ampolla: "El PSN ha dicho clarísimamente que no quiere valorar como mérito el euskera en la zona no vascófona atendiendo a la realidad sociolingüística" (Chivite). Y el altisonante portavoz Alzórriz: "En cuestiones identitarias no vamos a dar un paso atrás". De los que bailan la yenka.