Cada dos años la Tierra y Marte se ponen a tiro, por así decirlo, y es más sencillo poder mandar naves para investigar el planeta rojo. Un planeta que imaginamos hace siglo y medio con sus habitantes y todo, que potencialmente hasta nos podrían invandir, aunque la realidad es que llevamos casi un siglo sin parar de lanzarles naves para estudiarlo mejor. Este fin de semana la NASA ha dado finalmente el nombre al vehículo que rodará por Marte, dentro de la misión Marte 2020 que se lanza a mediados de julio, a través de un concurso escolar. Y la elección ha sido Perseverancia", después de Espíritu y Oportunidad que llegaron en 2004 o Curiosidad que sigue investigando el planeta desde 2012. Suena un poco a que hay en el nombre alguna segunda intención, o cierta ironía vistos los tiempos que corren tan infantiles en la gestión de la cosa pública estadounidense. Cuando los políticos actúan como niños veleidosos y maleducados, la NASA invoca el esfuerzo y la constancia, la perseverancia, para ver si nos centramos. O igual no, simplemente es un nombre con el que se da un poco de publicidad a un trabajo interesante pero que fácilmente se pone en cuestión cuando el interés de lo público se centra en algo más inmediato o de mayor beneficio. Y la investigación científica, conocer cómo son las condiciones de este vecino del Sistema Solar para, en el futuro, plantearnos ir por allí a conocerlo o incluso invadirlo, parecen ese tipo de cosas que fácilmente se convierten en un gasto prescindible. Así que queda muy bien que la NASA tenga perserverancia, y la reclame como valor, porque solamente con tesón se consiguen las cosas. Shakespeare decía que si el ser humano fuera constante, sería perfecto. Quizá lo podamos extender a ser perseverante y, así, esforzarnos en llegar a serlo. A intentarlo.