ni la candidata Valenciano ni su mentor Rubalcaba asomarán en la campaña electoral que se nos avecina por las tierras todavía de Barcina precisamente por su acción o más en concreto por su omisión, de la moción de censura se entiende. Tan clamorosas ausencias suponen la doble evidencia, primero, de que a Ferraz le resultan insignificantes en una votación de circunscripción única los 52.000 sufragios que con la referencia de 2011 podría aportar en los comicios europeos la federación navarra, que no representa ni el 1% de la militancia del PSOE; y, segundo, que la cúpula socialista no tiene ningún empacho en que se visualice su desdén por Roberto Jiménez después de que en los madriles optasen, aun a costa de inhabilitarlo políticamente, por no perjudicar sus expectativas electorales del Ebro para abajo. La incomparecencia en Navarra de los prebostes del PSOE traslada el mensaje inequívoco de que tras el 25 de mayo el PSN será autónomo para abordar su regeneración, lo que no obsta para que sugieran su preferencia por la senadora Chivite como próxima candidata foral ni para que la política de pactos siga decidiéndose en Ferraz. El matiz es que el PSOE ya no estará en las primarias de octubre para imposiciones al PSN habida cuenta de las apuestas fallidas del pasado pero especialmente del guirigay para la sucesión de Rubalcaba, sobremanera si media tropezón en las europeas. A ese descontrol cierto del proceso en Navarra también contribuye la obviedad de que los sectores que han sostenido a Jiménez con el 60% de respaldo interno no acaban de definir un candidato compartido que luego alzar a la secretaría general, con la doble complejidad añadida para sellar acuerdos de que los votos de 2015 no tienen pinta de colmar las ambiciones de todas las familias del oficialismo y de que la candidatura en Pamplona cuenta tanto para configurar un ticket con empaque como que con el actual 11% de representación en ese consistorio la sigla está condenada a la nadería política. El tiempo se le acaba literalmente al PSN y su tragedia reside en que buena parte de la progresía suspira por ello.