¿Lo sabía y lo ocultó, lo sabía y colaboró, lo sabía y miró para otro lado; o, simplemente, no lo sabía? Son diferentes hipótesis de lo que pudo ocurrir en el centro de mandos de UPN mientras desfilaban por el ayuntamiento más goloso de la Comarca de Pamplona, durante los años de vinos y rosas, promotoras, constructoras y terratenientes codiciosos. Cada un@ que saque sus conclusiones. ¿Se convirtió el Ayuntamiento en una empresa asesora inmobiliaria? ¿Cómo es posible que el Gobierno de Navarra informara negativamente de la reconversión de un solar dotacional en apartahotel sin sospechar que había otros intereses ocultos, como quien comunica un error administrativo subsanable? Cabe recordar que hasta la sociedad pública VINSA participó en supuestas operaciones especulativas en Egüés y compró terrenos no urbanizables (4.000 metros cuadrados) junto a promotores privados en la zona sur de Badostáin, un plan (2004) urdido por un grupo de promotores para levantar hasta 4.500 viviendas. El plan decayó por cantoso pero aquellos terrenos fueron absorbidos en el flamante Plan Municipal que fue defendido a muerte por el exalcalde Josetxo Andía y Carolina Potau, mano derecha de Galipienzo y proveniente del mismo grupo CIN (absorvido por Aricam). El documento urbanístico, revisado en 2008 para pintar hasta 30.000 viviendas sin horizonte temporal, fue negociado con el Gobierno foral (se pactaban estrategias territoriales) que, sólo en 2011 y a la vista de las impepinables alegaciones, no tuvo más remedio que echarlo para atrás. Ninguno de los concejos que conforman el valle decidió cuál era el crecimiento más sano para sus pueblos. Tampoco la oposición. El escudo: criterios “técnicos”. Aquel plan, hoy paralizado, obedecía a intereses externos. Del grupo CIN también colgaba la hoy extinta Nasipa (Navarra Siempre Palante, no es broma), que ganó más de siete millones sin apenas poner un duro. Y el Gobierno, sin duda, tuvo conocimiento de los informes de Comptos que destaparon irregularidades en las sociedades municipales.
