el embarazo de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha puesto sobre el tapete un nueva fecha clave en el denso calendario político de 2015, no tanto por su estado de buena esperanza -será madre en verano- sino porque le puede servir de acicate (ella ha desterrado el término excusa) para convocar elecciones adelantadas en un año en el que, al menos, habrá comicios municipales y autonómicos en mayo, catalanes en septiembre, y generales en noviembre o diciembre. Sin descartar más convocatorias en otras CCAA. Lo cierto es que los socialistas andan como locos por adelantar la llamada a las urnas en su feudo histórico antes que el resto de comunidades principalmente por tres motivos: para evitar la inestabilidad que supone depender de IU (su ahora incómodo socio de legislatura); para cortar el irresistible ascenso de Podemos y aprovechar su escasa infraestructura orgánica en la comunidad; y para brindar a Ferraz una victoria electoral que tire del PSOE a nivel nacional, motive a sus alicaídos simpatizantes e insufle sus menguadas previsiones de voto una vez pasado el efecto Sánchez. Para no coincidir con el resto de convocatorias a Susana Díaz le quedarían pocos huecos en el calendario. Todas las apuestas, que se confirmarán antes de fin de mes, apuntan a finales de marzo, el 22 o el 29. La jugada de Susana, auténtico poder fáctico del PSOE por el control de gran parte de su aparato, podría salirle redonda de revalidar el triunfo en las urnas, ya que incrementaría su ascendiente en Ferraz y sería el recambio lógico de un Pedro Sánchez al que le cuesta despegar y que es visto con cierto recelo entre los prebostes del puño y la rosa, tanto que muchos creen que es incapaz de llevar al PSOE a un digno resultado tras una legislatura de draconianos recortes económicos y sociales. Un Sánchez que ya está echando cuentas y, a la espera de Grecia, se ha (o le han) convencido de que su única oportunidad es mandar un mensaje nítidamente progresista a la ciudadanía. Ya se ha puesto a configurar su particular GPS que le insiste: “Recalculando... gire a la izquierda... gire a la izquierda”.