Los aguerridos milicianos yihadistas de este sinsentido denominado Estado Islámico han destruido en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, una colección esculturas de tres milenios de años de antigüedad. Estos islamistas radicales, tristemente célebres por pasar a cuchillo a todo aquel que no piensa como ellos -especialmente si son occidentales- aterrorizan a la población local (ya de por sí amedrentada por los múltiples y variados tiranos que históricamente los han sometido) y provocan el acojone masivo allí y en Occidente. La destrucción a martillazos de estatuas de la época asiria, del siglo VII antes de Cristo, tiene para ellos la peregrina justificación de que fomentan la idolatría. Para esta corriente de salafistas abanderados de la barbarie, toda representación que sea de una divinidad preislámica o de un personaje susceptible de ser adorado es el peor de los crímenes contra Alá. Esta destrucción deliberada de una parte trascendental del saber encarna en realidad una intolerable agresión a la libertad de pensamiento, a la diversidad cultural y a la riqueza de los testimonios históricos. Es tan increíble como inaceptable que en siglo XXI se desmenucen piezas únicas y de valor incalculable apelando a las enseñanzas de Mahoma. El daño al acervo cultural universal es comparable a la destrucción con dinamita de los Budas de Bamiyán perpetrada por los talibán afganos en 2001. Dinamitar es un verbo reñido con la cultura, que conjuga mejor el de dinamizar. Aunque a algunos -nuestros gobernantes- les cueste asimilarlo. Aquí estamos sufriendo otra agresión demoledora para las actividades culturales: una tasa de IVA del 21% (implantada por Rajoy el 1 de septiembre de 2012 cuando hasta entonces regía el 8%, en línea con los gravámenes impositivos de los países de nuestro entorno) es una carga de TNT que destruye lentamente, aunque sin violencia, la cultura en España. Afortunadamente la cercanía de las elecciones está ablandando la cerril intransigencia del PP y ya se empieza a vender una rebaja para algunos conceptos. Benditas urnas.