Es sorprendente que a estas alturas del siglo XXI aún haya gente que sea víctima de timos tan burdos como el de la estampita o el del tocomocho. Y sin embargo, periódicamente, aparecen en los medios noticias de estafas más propias de la pacomartinezsoriesca España rural de los sesenta. El último caso, la detención de un madrileño de 41 años cuyo modus vivendi consistía en embaucar a esa escasa parte de la ciudadanía que aún cree que los fajos de billetes caen del cielo. El rocambolesco engaño tuvo lugar en septiembre de 2015 y la víctima fue una mujer de la Txantrea que soltó 15.000 euros del ala a cambio de lo creía eran boletos de la ONCE premiados con varios millones. Y es que la ambición desmedida y la codicia no se detienen ante la frontera de la estupidez. Está visto que acaparar dinero rápido usando la picaresca sigue de moda. Y no solo en los partidos. Otro tocomocho sonado, esta vez de carácter político, es el que está protagonizando Rajoy en precampaña con su avaricia de poder. Ahora se pliega, por carta, ante los mandamases de Bruselas y sus exigencias draconianas con el tan traído y llevado déficit público. El presidente en funciones es sometido a un estrecho marcaje por los burócratas de la UNE y este les promete “nuevas medidas de ajuste” -su eufemismo clásico cuando amenaza con más recortes- en la segunda mitad del año. Sin contar con que su programa electoral no lo contempla (aunque es especialista desde 2011 en incumplirlo) y que para entonces pueden haber dejado La Moncloa por la puerta de atrás o tener un socio de Gobierno que vete dichos recortes. Esta nueva bajada de pantalones sucede al embuste de la pasada semana en el que Mariano prometía bajar los impuestos si era reelegido. Algo no cuadra. Lo fía todo a la incipiente recuperación económica (¡a qué precio!) y a que los votantes sufran episodios de amnesia para obviar las inmundicias de su partido, el campeón de los corruptos. Y mientras, a un mes de la cita con las urnas, ensaya con los incautos electores nuevas variantes del timo del tocomocho.