si la regeneración y renovación anunciada por Rajoy era esto, vamos apañados. Con la impagable ayuda del PSOE don Mariano ha mantenido a siete de sus trece ministros; el equipo económico que protagonizó los mayores recortes sociales de la historia -y que aplicará enseguida los nuevos que se dicten desde Bruselas- sigue siendo el mismo pese a las fáciles promesas de diálogo con los agente sociales; el relevo generacional brilla por su ausencia; la paridad de género, ni te cuento; la cintura política precisa para afrontar la necesaria reforma de la gestión territorial del Estado está por verse, y más si se refuerza la tesis de la vía puramente judicial ante el contencioso con Catalunya y se desvía la interlocución a la todopoderosa vicepresidenta. Todo ello, eso sí, bajo constantes apelaciones al diálogo, la empatía y la imaginación con el propósito de acortar las distancias y fortalecer los vínculos. El cambio que se ha llevado por delante al PSOE -como bien se ha encargado de certificar el barómetro del CIS- era más marianismo. Alcanzado el objetivo de mantenerse en La Moncloa, el nuevo ciclo político ha arrancado con más de lo mismo. La administradora de Francisco Correa, el principal implicado en el escándalo de Gürtel, confirmaba ayer ante los jueces la conexión de la trama mafiosa con el PP a través de su extesorero Luis Bárcenas y los alegres repartos de sobres llenos de billetes y suntuosos regalos en las oficinas de la calle Génova. Además, un juez imputaba a los exdiputados del PP Vicente Martínez-Pujalte y Ana Torme por cobrar trabajos inexistentes acusados de acusados de falsedad y cohecho a través de su empresa de asesoría. También se conocía que el nuevo ministro Álvaro Nadal anda presumiendo de un doctorado en la Universidad de Harvard que no tiene. Y se destapaba la opaca venta de pisos públicos de Madrid a un fondo buitre en la etapa de Ana Botella... Es la regeneración de Rajoy para que todo siga igual.