rajoy está en las últimas. Las encuestas, que dibujan con claridad esa tendencias, coinciden en ello, al igual que la clase política española. Incluso, en petit comité, dirigentes del PP. En Génova 13 cunde el desánimo y el temor al batacazo ante la constante pujanza de Ciudadanos, una fuerza que le está comiendo al tradicional partido de derechas los votos de su zurrón electoral (incluso a sectores socialdemócratas) y que aparece ya como primera fuerza en apoyo directo. Seis años de Rajoy en la Moncloa no han servido para apuntalar el proyecto político de la derecha. Todo lo contrario. Con un presidente volcado en intentar reparar la caótica situación económica que se encontró, la inacción política ha sido una constante de su mandato. Y así le va ahora, a poco más de un año de unas elecciones autonómicas que pueden borrar al PP aún más del mapa de poder territorial tras ser ya una fuerza irrelevante en muchas comunidades y con un descrédito apremiante en las grandes ciudades, donde el partido naranja de Rivera ha encontrado un granero de votos que le impulsa a ser ya una fuerza mayoritaria. Este es el panorama actual, sin Presupuestos, sin un plan concreto para Catalunya más allá del recurso machacón al artículo 155, sin reformas legales de calado ni iniciativas legislativas de futuro y con un claro aislamiento político que hipoteca su acción de Gobierno y sus expectativas electorales. Rajoy contempla este desolador escenario (sólo uno de cada cuatro ciudadanos aprueba su gestión) con su desidia política habitual, sin cambios en un Ejecutivo con nulo peso político y tapándose los ojos y las narices ante un escenario judicial en el que se van a sustanciar penalmente las innumerables corruptelas de gran calado en las que el partido está implicado. El relevo generacional y el programático sigue aparcado. Ayer Rajoy, ante sus huestes, tiró de prepotencia, pecó de falta de autocrítica y sólo admitió que “ahora hay más competencia” y prometió un “rearme programático”. Demasiado poco para lo que se le viene encima. Rajoy ya está amortizado como líder del PP y muchos de sus dirigentes ya están maniobrando para la sucesión. El gallego contraatacará con alguna nueva, pero a estas alturas es insuficiente. Su final político está cada vez más cerca. Sería lo mejor para todos. Incluido el PP.