este espacio hoy debería estar lleno de fotos, de entrevistas, de reportajes, de citas, de vivencias, de noticias de gentes... de vida, pero no es posible. Todas aquellas personas que hoy deberían llenar este espacio no están entre nosotros. Está claro que nunca las olvidamos ni las olvidaremos como también está claro que ésta es su semana, la semana de los y las ausentes, la semana de quienes nos han dejado. No es más triste ni menos que otras es, simplemente, la semana que el calendario y las fechas dicen que hay que recordarles. Hay como una especie de llamada mundial a rebato para que nos pongamos a pensar en quienes ya no están.
No hace falta tal campanada pero ¡gracias! Les recordamos todos los días porque las personas que compartieron nuestro espacio vital nos dejaron su intensa estela. Su impronta modeló nuestras vidas como la nuestra acuñó la suya y, claro, ahora es imposible desprenderse de ese recuerdo sellado a fuego porque, además, ni queremos.
Aprendimos y compartimos. Dejaron recuerdos, vivencias, anécdotas, olores, canciones, familia, amigos, amigas, lecciones de vida. Llenaron su tiempo y el nuestro y nos dejaron muchas máximas, entre ellas lo evidente, que nada es eterno, que el tiempo corre y que todo tiene un final. Como dice Elisabeth Kubler-Ross, “solo cuando realmente sabemos y entendemos que tenemos un tiempo limitado en la tierra, y que no tenemos manera de saber cuándo se acaba nuestro tiempo, entonces comenzaremos a vivir cada día al máximo, como si fuera el único que tenemos”. Es una simple máxima que, seguro, a los que hoy ya no están les hubiera encantado profesar. ¡Ojalá lo hayan disfrutado! Hoy este espacio va por ellos y por ellas.