el invierno se acerca, sí. Desde luego en la serie más vista del planeta, Juego de Tronos, que en su octava y última temporada arranca en Invernalia, el feudo de la Casa Stark donde comenzó todo. El título de este artículo sería igualmente de aplicación a la Semana Santa meteorológica, que de primaveral no tendrá nada porque la esperada lluvia llegará como casi siempre a destiempo. Sin embargo, la metáfora invernal cobra aún más sentido si se liga a los rigores de esta campaña electoral tan ponzoñosa, donde a diario caen rayos y centellas en forma de invenciones y exageraciones, revestidas con insultos como truenos. Mayormente del tridente conservador, inmerso en una carrera de involucionista exaltación rojigualda por quién protagoniza la barbaridad de la jornada, sea augurar la automática independencia de Catalunya con la certeza de un ministerio para Otegi si las derechas no reconquistan la Moncloa, sea tratar al feto como un miembro más de la unidad familiar. Un griterío conformado también por promesas de impuestos a la baja, sin a la vez incidir en la persecución del fraude fiscal, como corolario a esta demagogia sin fin. Y, mientras, ninguna o escasas respuestas a las preguntas realmente trascendentes. Por ejemplo, cómo procurar más y mejor empleo en el contexto de una economía humanista compatible con la robotización y enfocada a una innovación tecnológica ahora en términos presupuestarios de inicios de siglo, lo que explica la sostenida fuga de talento y obliga a replantear el sistema educativo. O cómo sufragar una atención a la Dependencia necesariamente al alza ante el envejecimiento poblacional y, en esa misma línea, qué hacer para garantizar unas pensiones cuyo déficit anual ronda los 19.000 millones. O de qué modo materializar el derecho constitucional a una vivienda digna, lo que precisa de un alquiler a precio razonable, para estimular proyectos de vida autónomos hoy cercenados. Despleguemos como electores el paraguas contra los chuzos de punta y afinemos el oído para discernir soluciones efectivas. Que nuestro voto cuente y además sirva, amigas y amigos.