Ocultar y que no se sepa la verdad ha sido siempre una de las estrategias de las dictaduras, del franquismo entre ellas, por eso su persecución a la cultura, a los intelectuales, a los maestros, a los artistas... Tapar y manipular para construir una realidad desde su visión de la historia, donde los vencedores son siempre los mismos y quienes pierden, pierden la vida y hasta su derecho a la memoria. El valioso trabajo de las Asociaciones de Memoria Histórica, los familiares de quienes fueron represariados por el franquismo y las decisiones políticas de Instituciones como las de Navarra en estos tiempos de cambio, ha puesto luz en la sombra y la oscuridad que durante años tapó los negros hechos de la Guerra Civil y la dictadura que en Navarra se cobró la vida de 3.500 personas y tiró por tierra el futuro de miles de familias. Han sido muchos los artistas que están trabajando con este valioso y frágil material, convencidos de la necesidad social de sacar a la luz la verdadera historia y tratar de hacer justicia con quienes no la han tenido, ni siquiera en el recuerdo. Aquí se enmarca el trabajo A sus muertos, de Clemente Bernad y Carolina Martínez, un documental creado para contribuir al debate de ¿Qué se hace con el Monumento a los Caídos?, que les ha llevado a los tribunales, donde se enfrentan a una pena de dos años y 6 meses por haber grabado imágenes de la cripta del Monumento, donde se realizan misas en honor a los golpistas y donde hace casi dos años se exhumaron los restos de los militares José Sanjurjo y Emilio Mola, principales participantes en el golpe de Estado del 36 en Navarra. Juzgados por poner luz donde otros solo quieren sombra. La Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz, la de las misas en la cripta, les denunció por un “delito de revelación de secretos”, por colocar una cámara para obtener imágenes para su documental, por querer contar lo que sigue ocurriendo, por desvelar un secreto y escribir la verdad tal como es. Ver el documental te deja el sabor agridulce del desconocimiento generalizado de nuestra historia reciente. Entre las muchas voces que hablan, voces anónimas de ciudadanos y ciudadanas que pasan por la plaza de la Libertad, son demasiadas las que siguen sin saber lo que ocurrió. De ahí la necesidad de seguir contándolo con otros ojos, como los de Clemente y Carolina. Esperemos que esta vez la justicia abra los suyos, sea valiente y se aleje de las sombras.