Hay cosas que no tienen precio, como seguir escuchando el ir y venir de los niños y niñas en los pueblos, sentir como rompen el silencio cuando al llegar la tarde ellos caen por allí al salir del colegio, con sus juegos y sus risas. Ese ruido que simboliza pueblos con vida, vida en los pueblos. El ruido de la vida que nadie quiere dejar de escuchar. Desde hace una semana una de las principales demandas del Valle del Roncal se ha convertido en realidad con la apertura del nuevo colegio que integra a todos los alumnos y alumnas del valle y Salvatierra de Esca, desde infantil hasta cuarto de la ESO, con un total de 26 profesores y profesoras que imparten los modelos A, G y D. Es este un ejemplo de integración educativa y de apuesta clara por el mundo rural, una apuesta que de manera inequívoca tiene que comenzar desde la base, desde la educación, para luego extenderse como un árbol y dar sus frutos en la vida adulta ya con las raíces bien asentadas. Cada euro invertido en este edificio es poner una piedra en la lucha contra la despoblación. Los grandes logros se consiguen con pequeños proyectos. Invertir en un nuevo colegio en una zona desfavorecida como es el Pirineo, con pocos alumnos y alumnas sí, pero con mucha, muchísima ilusión, es tan necesario o más que hacerlo en cualquier otra zona urbana de nueva creación. Eso ni debería debatirse, pero todavía hay quienes lo ponen en cuestión. La particularidad de un centro como el de Roncal y otros similares de zonas rurales, no solo de Navarra sino de todo el Estado, donde los alumnos comparten aula y espacios en distintos niveles, es un valor a tener en cuenta porque supone una educación más abierta y personalizada por la estrecha relación entre el profesorado y el alumnado, una oportunidad para poner en marcha programas y métodos que difícilmente se pueden implantar en otro tipo de centros de mayores dimensiones. Ahora todo está por estrenar. Atrás queda el viejo edificio construido en el siglo XIX, a la espera de un nuevo uso para la zona; por delante un espacio nuevo, ya adecuado y adaptado para afrontar los retos educativos del siglo XXI.