Si todos los lugares son lugares seguros, ¿dónde nos estamos contagiando de coronavirus? Los colegios son lugares seguros; las universidades son lugares seguros; los teatros, los cines, las salas de concierto, los museos, las bibliotecas son lugares seguros; los bares, los restaurantes, las empresas, los supermercados, las tiendas, el pequeño comercio, los gimnasios y centros deportivos son seguros, como también lo son los trenes y autobuses, los lugares de culto, las residencias y nuestras casas, que también son seguras... Dicen que todos cumplen y nadie incumple. Y probablemente tengan razón, al menos su parte de razón, pero algo no encaja entre tanta seguridad porque hay mucho virus suelto y los contagios no cesan, quizás porque se producen precisamente cuando salimos de esos espacios seguros y nos relacionamos o interactuamos y el virús, está claro, se da más en unos lugares que en otros y se extiende cuanto más nos relajamos y socializamos. No sé, igual hay que dejar de mirar cada uno a su sector y al menos por unos días poner la vista conjunta en el sector del que depende la seguridad de todos los demás, que no es otro que nuestro sistema sanitario y los profesionales de salud. El reto está en que todos los centros de salud sigan siendo espacios lo más libres de covid posible, que se detenga la oleada de ingresos y que los casos que se den sigan siendo leves, para no acabar convertidos en casos graves en las UCI. Evitar, en definitiva, que la desprogramación que nos ha llegado ya a todas y todos y a casi todos los sectores, desactivando planes y proyectos vitales y económicos, tenga que darse en los hospitales. Que no les llevemos, positivo a positivo, a la desprogramación de operaciones, consultas, intervenciones de todo tipo, programas de detección de enfermedades graves... Que no olvidemos que cuidar al que nos cuida es esencial y sobre todo, que sin salud difícilmente habrá recuperación económica, ni social. Porque lo único cierto es que a día de hoy ningún lugar es del todo seguro, por mucha burbuja que se cree, hasta que consigamos frenar esta oleada, rebajar la curva y aprender a convivir con el virus sin que nos desprograme la vida.