No tengo muy claro qué es lo que ha pasado en los últimos meses con la madre naturaleza, no sé si la primavera venía con muchas ganas y el invierno ha empujado fuerte con sus fríos y nevadas. No sé si el cambio climático ha hecho que muchas especies dejen de migrar a África durante el invierno. Lo cierto es que el alboroto de pájaros, animales y también roedores me resulta espectacular. En el campo y en la ciudad. En el corral de Mezkiritz a falta de corderos apareció la semana pasada un tejón de grandes dimensiones. Dice mi tío que son peligrosos fuera de su entorno natural, que "se agarran a la pierna y no te sueltan", señala empujándolo con un sarde.

He visto este fin de semana al ganado por el monte más feliz que nunca. En el balcón de casa de la ama, en Burlada, vienen de vez en cuando palomas de grandes dimensiones que se acercan sin ningún rubor buscando seguramente algo para comer. Mi tía Juana, que sabe que mucho de bichos, dice que los pájaros que escucho piar a pleno pulmón camino a la huerta son mirlos, unos negros de pluma brillante y pico amarillo con voces de tenores. Para mí que cantan más alto que nunca. Ella dice que los gorriones están también más desinhibidos que nunca y que su gato disfruta horrores cuando visitan la ventana donde les coloca arroz y alpiste mientras está al acecho. "Le dan esquinazo porque son muy rápidos y atrevidos", asegura. Me pregunto si el cielo está más limpio porque ya no hay aviones. Y menos contaminación de trenes y coches. No nos podemos mover como antes pero la naturaleza sí lo hace, y con toda su hermosura. Los roedores también parecen haberse apoderado de todas las esquinas. Y vemos ratas que engordan como ardillas. Hay rincones como la rotonda de los Edificios Inteligentes en Pamplona donde las avellanas les saben más ricas que nunca. Debe ser que el aire está más limpio y los frutos de los árboles más sabrosos. En las casas de pueblos que se cierran por el invierno ya no hay veneno que valga para acabar con los malditos roedores, que se las saben todas, habrá que empezar a traer gatos, que son los más listos en las tareas de caza. Los ciruelos, perales, almendros, acacias y magnolios se han lucido de colores en esta primavera bellísima. Seguro que nuestros pulmones también lo agradecerán. Es lo que hemos ganado con la pandemia. Vida animal.