el siglo XX, el de las revoluciones técnicas y sociales, dejó pendiente como rémora en las relaciones humanas, además de la discriminación geográfica y su consecuencia de la marginación económica y étnica, la desigualdad de género. La discriminación universal que ya Víctor Hugo, en su famoso discurso Los derechos de la mujer (1854), exigía con una clarividencia precipitada: “Hemos dicho y repetido que el siglo XVIII proclamó el derecho del hombre y que el siglo XIX proclamará el derecho de la mujer, pero es preciso confesar que no nos hemos apresurado en conseguirlo”. 165 años después seguimos sin apresurarnos. La equiparación de la mujer con el hombre ha avanzado, especialmente en las últimas décadas, pero a un ritmo exasperante que ha dependido no de su verdadera y previa consideración como igual sino de su capacidad para arrancarla, para irla arañado más bien, a través de su incorporación al mundo del trabajo. Hoy, ya en el siglo XXI, la desigualdad permanece prendida en el subconsciente de la sociedad. Se revela en toda su crudeza, sobre todo, en los casos de maltrato y violencia machista, pero también en el hecho de que un importante porcentaje de hombrees que se niegan a reconocer sus capacidades, valores e influencia. O en la distinta consideración salarial, como puso en evidencia de nuevo el estudio presentado ayer por CCOO. En este contexto, y ante la próxima celebración del Día Internacional de Mujer el 8 de marzo, el Gobierno de Navarra ha hecho balance de su apuesta por las políticas de igualdad en el ámbito familiar, social, político, empresarial y formativo. Es cierto que el Gobierno de Barkos y los compromisos del cambio político y social en Navarra situaron las políticas de igualdad y el reconocimiento de los derechos de las mujeres en un lugar prioritario como estrategia como estrategia fundamental para que esa apuesta por el empoderamiento y la participación social y política activa de las mujeres navarras se integre en todas las políticas del Ejecutivo. La consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales Ana Ollo y las responsables del Instituto Navarro para la Igualdad defendieron la necesidad e importancia de situar las actuaciones de género y de igualdad de oportunidades en todas las políticas. Y sigue siéndolo aún en este siglo XXI, porque queda mucho camino que recorrer para hacer realidad la igualdad. Y más ahora que en los tiempos de regresión se reincorpora el ruido político y mediático de una nueva ofensiva machista.