la sentencia del Tribunal Constitucional que avala el régimen lingüístico del sistema educativo en Catalunya y que declara plenamente legal la inmersión lingüística supone un nuevo espaldarazo al autogobierno, a la enseñanza propia y al derecho a conocer las dos lenguas en las comunidades bilingües y, al mismo tiempo, es un varapalo para los detractores de la enseñanza en catalán y los partidarios de la recentralización, también en este terreno. Al igual que ocurre en Navarra en el Amejoramiento, el Estatuto catalán reconoce a la Generalitat la competencia exclusiva en materia educativa. Desde hace décadas, las instituciones vienen aplicando la denominada inmersión lingüística mediante la que los alumnos que se incorporan al sistema educativo sin conocer el catalán reciben una atención que les permita iniciar el aprendizaje de la lengua garantizando así su uso sin discriminación alguna. Un procedimiento que ha demostrado, desde todos los puntos de vista, su virtualidad, su conveniencia y su éxito tanto para los alumnos como para los centros y, en último término, para la sociedad. De hecho, el TC fija que la inmersión no supone la exclusión del castellano ni la imposibilidad de que los alumnos puedan recibir la educación en castellano durante el periodo de adaptación, por lo que entiende, con plena lógica, que la normativa “considera las dos realidades lingüísticas”. Este aval deja en ridículo la línea de flotación del argumentario de las derechas, que, contra toda evidencia, proclaman a diario que en Catalunya se excluye al castellano y se educa en el odio a España, tal y como -también de forma reiterada- se ha dicho en muchas ocasiones del sistema educativo navarro en euskera. Y deja en ridículo también la campaña permanente de acoso de UPN, PP, Ciudadanos y PSN contra los avances del Gobierno de Barkos para impulsar la normalización del euskera en la enseñanza -desde la voluntariedad- y en la comunicación social. No ha habido imposición alguna, sino una apuesta por adecuar el euskera a la nueva realidad lingüística de Navarra. Mentiras y manipulaciones, que no solo la realidad legal y social, sino el propio TC dejan en cuestión. De hecho, en esta campaña el conflicto lingüístico ha sido uno de los ejes de UPN, PP, Ciudadanos y Vox. Y lo seguirá siendo, porque la derecha solo busca la tensión y la crispación, también mediante la utilización política de la lengua con falsedades con el fin de generar división y miedo para imponer su modelo de recentralización y aniquilar el autogobierno.