Conforme más avanzan las negociaciones entre PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E para la definición de un programa de gobierno, más histérica se muestra la derecha multiforme con el respaldo de sus satélites mediáticos. La exasperación alcanza tal nivel que se ha resucitado a ETA para utilizarla como arma arrojadiza contra los socialistas poniendo incluso a sus asesinados sobre la mesa. Una apelación indecente de UPN en el marco de una dialéctica tan ruin como extemporánea a la que se sumaron posteriormente sus socios del PP y Ciudadanos acusando al Parlamento de Navarra nada menos que de blanquear el terrorismo a cuenta de una ley que reconoce a todas las víctimas, sin equiparaciones ni equidistancias. Si ya Casado y Arrimadas dejaron constancia en Pamplona de la desesperación de Navarra Suma ante la posibilidad cada día más probable de que la derecha continúe cuatro años más en la oposición, Esparza volvió a exhibir ayer ese despecho con una escenificación en el Congreso con el PP y Ciudadanos contra una venta de la Comunidad Foral que sólo existe en su imaginación y que asimismo acredita una falla antidemocrática superlativa. Además de que nada de eso ha ocurrido con el cuatripartito de Barkos, precisamente la presidencia de Chivite abundaría en contradecir las amenazas que propala Esparza, pero es que lo trascendental radica en que el Gobierno foral que en estos momentos se negocia responde al compromiso electoral de los cuatro interlocutores de no investir a la derecha y por tanto a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía. Desde la evidencia aritmética de que PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E acumulan tres escaños más que el tripartito de Navarra Suma y que únicamente las dos primeras siglas recabaron más sufragios que la derecha trina. Así que Esparza no sólo se arroga una legitimidad presidencial de la que carece, difundiendo una interpretación sesgada del resultado electoral, sino que además propaga una imagen de esta tierra absolutamente falaz anteponiendo su ambición personal. Sin ir más lejos, los datos de otra merma del desempleo y del récord de afiliación a la Seguridad Social publicados justo ayer desmienten el cataclismo de Navarra que sigue aventando la derecha; más bien al contrario, el eventual nuevo Gobierno de progreso pretende ahondar en el impulso económico, el vigor contable, el refuerzo de los servicios públicos y la integración de la pluralidad procurados en los últimos cuatro años.