navarra finalizó el pasado ejercicio con una tasa de paro del 9,01%, la más baja del Estado y casi cinco puntos por debajo de la media nacional. Del análisis pormenorizado de la Encuesta de Población Activa (EPA) se infiere que el sector público sostuvo el empleo en la Comunidad Foral ante la desaceleración industrial progresiva del segundo semestre, también compensada porque los servicios generaron 13.000 nuevos ocupados en 2019, hasta 190.000 en total. En el lado opuesto sin embargo, las manufacturas, que se dejaron 6.000 puestos de trabajo; la construcción, con 3.400 empleos menos; y el sector agrario, que registró una caída de otros 900. Constatada con sus matices la buena noticia de que Navarra mantiene el liderazgo en la variable porcentual más relevante para el bienestar de la ciudadanía, debe hacerse el mismo énfasis en constatar el significativo incremento del desempleo en el último trimestre de 2019, con 2.600 parados más. Un palmario indicador de ralentización al que la Comunidad Foral debe hacer frente precisamente desde su posición de privilegio en el contexto estatal, lo que antes que nada tendría que traducirse en una recuperación de nuestra industria, tradicionalmente pujante hasta aglutinar aun hoy en día al 25% de los asalariados navarros. La revitalización de ese sector prioritario de actividad se antoja esencial también porque la industria constituye una fuerza tractora de la calidad del empleo para corregir con mayor énfasis una precariedad en forma de temporalidad y sueldos exiguos que no acaba de enmendarse, si bien cabe felicitarse por la merma de los hogares con todos sus miembros activos en paro, 9.000 y 1.500 menos por tanto que un año antes. La brecha de género se consolida como otro de los objetivos ineludibles, pues a finales de 2019 se contabilizaban 154.300 varones trabajando (4.200 más que al término de 2018) y apenas 133.000 mujeres (1.400 menos). En suma, que la satisfacción por que Navarra presente el menor porcentaje autonómico de paro, contradiciendo a las instancias instaladas en el catastrofismo, no debe dejar lugar ni a un ápice de autocomplacencia por parte del Gobierno, siquiera pensando en los 28.500 convecinos desempleados. A acometer con éxito esos retos pendientes deben contribuir las positivas perspectivas económicas para 2020, corroboradas ayer por el observatorio regional del BBVA al atribuir a la Comunidad Foral un crecimiento del 1,9%, de nuevo a la cabeza del Estado.