os datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año, con récord en el descenso de ocupación desde 1976 y récord en el paro registrado entre abril y junio desde 2012, instan a no incurrir, ante la profunda crisis económica que ya se deriva de la pandemia, en la misma dilación en la toma de decisiones esenciales que agravó la crisis sanitaria en el Estado español entre finales de febrero y principios de marzo. Que el número total de parados se sitúe ya en el Estado en 3.368.000 con una tasa de paro del 15,33% y se hayan perdido en tres meses más de una de cada cinco horas efectivas de trabajo (22,5%) o que, contando los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), el número de ocupados efectivos se redujera entre abril y junio a menos de 14 millones, un tercio de la población mayor de 16 años, viene a confirmar que cualquier demora en la toma de decisiones situaría a la economía en estado crítico incluso a la hora de aprovechar las posibilidades de los fondos europeos para una imprescindible regeneración del tejido productivo. En ese capítulo de las decisiones a no retrasar cuando se está a punto de entrar en el mes de agosto entran también las disposiciones necesarias para diseñar el techo de gasto de los próximos Presupuestos desde el conocimiento de los límites del déficit y la capacidad de deuda, lo que en el caso de Navarra precisa de la convocatoria de la Comisión ta del Convenio Económico que Sánchez y su Gobierno están aplazando. La EPA deja unos datos francamente malos en la Comunidad Foral, donde el paro ha aumentado el 26% en un año frente al 4,2% en el Estado y su tasa de desempleados es del 10,08%. Pese a ser cinco puntos inferior a la estatal (15,33%), Navarra ya no es la comunidad con la tasa de paro más baja (la CAV tiene el 9,3%), después del mal comportamiento del empleo en nuestro territorio, con una caída de la ocupación del 7,56% frente al 6,05% del Estado. Hay que tener en cuenta que las cifras de la EPA no son siempre muy fiables, ya que se trata de una encuesta, pero cuando menos marca una tendencia que podría incluso empeorar en otoño si la crisis sanitaria se agrava. Por lo tanto, es hora de tomar decisiones o, al menos, permitir que quien está dispuesto a hacerlo las tome, y para ello en el caso de Navarra es urgente saber qué límites de déficit y deuda le autoriza el Estado.