a previsible pero no por ello menos arrolladora victoria de Ayuso, que doblaría los resultados según los últimos escrutinios, resucita al PP y debilita las posiciones de una izquierda que debe tomar lecciones a partir de ahora sobre quién es su verdadero competidor. Con un 12% más de participación las elecciones de ayer demuestran que un PSOE hundido no ha estado a la altura, ni desde su blanda oposición al gobierno de Ayuso ni su candidatura, con un Gabilondo más serio y conciliador pero poco carismático. Ni siquiera el papel que ha jugado el propio Sánchez. Tampoco la irrupción de Pablo Iglesias ha servido para reforzar la izquierda, "el frente popular" de Abascal. Ciudadanos ya se desinflaba desde antes de la moción de censura de Murcia y Vox estaba paralizado a pesar del sorpaso que dio en Catalunya. No era su territorio, ni siquiera con lo peor de la corrupción del PP. Su abstención seguramente será suficiente para que Ayuso gobierne con mayoría absoluta. Hasta en el barrio de Monasterio las encuestas la daban ganadora. Una Ayuso casi desconocida hace dos años que solo consiguió mantener el gobierno pactando con Ciudadanos y con el apoyo de Vox. Miguel Ángel Rodríguez, antiguo colaborador de Aznar, la ha ido moldeando en una política de confrontación a Sánchez; descaro y muchos memes. No ha hecho falta que la extrema derecha abanderase el discurso más fascista. Lo ha hecho Ayuso demostrando que el populismo en política al más puro estilo trumpista tiene rédito. Comunismo o libertad. Conseguir la adhesión y simpatía ciudadana apelando a los sentimientos y falsas ilusiones, contraponiendo "libertad" y restricciones o negando parte de la gravedad del coronavirus. Que la exdirectora general de Salud Pública de Madrid pidiera durante esta campaña votar por la sanidad pública lo decía todo. Desde contagios a muertes, pasando por el escándalo de las residencias. Con una sanidad pública ya diezmada y privatizada por Aguirre. Ayuso ha sabido lanzar mensajes sencillos, "ni estado de alarma ni confinamiento, hay que aprender a convivir con el virus". Pedir tenis y toros con público. Enfrentarse a Sánchez negándose a cerrar la ciudad de Madrid y falseando los datos. Acusando a los inmigrantes de los contagios y con su defensa de la economía que le ha ganado el apoyo de bares y comercios. Habrá que ver que consecuencias tiene este reforzamiento de la derecha más ultra en el tablero político español.