avarra enfila los últimos días del de julio con una afección de la covid muy por encima de la predicción más pesimista. En ninguno de los escenarios previstos se contemplaba que a día de hoy, con el 54% de la población mayor de 12 años con la pauta completa de vacunación y el 65% con una dosis, se iba a disparar el número de ingresos hospitalarios. Un complicado escenario que exige hacer el enésimo llamamiento a la prudencia y a la responsabilidad individual para tratar de dar la vuelta a esta quinta ola, que se asemeja más a la segunda que, no lo olvidemos, derivó en un otoño marcado por las duras restricciones. Los fotografía que deja la propagación del virus es muy preocupante. Pese a que la semana pasada se produjo una ligera estabilización de los contagios, al contabilizarse un 17% menos de positivos que en los siete días anteriores, la realidad es que son ya 114 las personas ingresadas por covid, de las que 17 están en la UCI. Son unas cifras superiores a las previsiones que manejaba el Departamento de Salud, que advierte de que la interacción y la contagiosidad superan al ritmo de vacunación y que alerta de que el sistema sanitario vuelve a estar tensionado. El elevadísimo poder de transmisión de las nuevas cepas del virus trae además consigo la mala noticia de que no va a ser suficiente con que esté vacunada el 70% de la ciudadanía. Los expertos hablan de que para alcanzar la ansiada inmunidad de grupo habrá que superar considerablemente este porcentaje. Entre tanto, y aunque la vacunación progresa a un ritmo más que aceptable, ya no es solo gente joven la que ingresa en los hospitales, sino que cada vez hay más personas mayores de 65 años, la mayoría sin vacunación pero algunas de ellas tras haber recibido la pauta completa. Además, entre la franja de edad de 20 a 30 años se están dando diagnósticos realmente complicados de casos con neumonías bilaterales. En definitiva, una situación que, de no atenuarse, podría volver a paralizar parte de la actividad quirúrgica y a forzar una desprogramación selectiva de citas que no perjudiquen la salud de los afectados y, en el peor de los casos, incluso a suspender las vacaciones de personal sanitario que desde hace tiempo acusa el desgaste de una pandemia que lleva casi año y medio entre nosotros y que vamos a tardar bastante tiempo en doblegar.