l nuevo plan urbanístico de Etxabakoitz pone fin a once años de indefinición para un barrio que ha vivido pendiente de otras decisiones ajenas a su desarrollo y vinculadas a la llegada del TAV a Pamplona. Y abre nuevas expectativas a la recuperación de uno de los barrios más castigados de la ciudad. El plan que se aprobó en 2010 por el Gobierno de Miguel Sanz (UPN) -un PSIS con lo que ello implica de declaración de interés general- para levantar 9.000 viviendas y una gran superficie comercial y terciaria, dejando un hueco al tren, nació viciado y pecó de ambición. En primer lugar, por obedecer como otros proyectos especulativos (Guenduláin o Donapea) a los intereses de los promotores que adquirieron los suelos, en este caso aprovechando la previsión que había de ubicar la nueva estación en Etxabakoitz y, en segundo lugar, por pretender costear las obras de la nueva terminal a cargo de los suelos que se liberaban de las traviesas del tren en torno a la vieja estación del norte. De hecho, el plan original concebido en los años de bonanza vinculaba dos ámbitos inconexos de entrada como eran San Jorge (1.000 viviendas) y Etxabakoitz (8.000 viviendas entre Barañáin y la Avenida Aróstegui). La falta de definición del trazado del bucle ferroviario a su paso por la Comarca, el hecho de que el PSIS no contemplara un desarrollo por fases, la oferta desmedida de superficie comercial y terciaria, y la necesidad de buscar una salida a Inquinasa -cuya indemnización se cifró en 60 millones- condenaron el plan. Nasuvinsa ya advirtió en 2018 en un informe encargado por el Consorcio que el plan era totalmente inviable. Fue en septiembre de 2021 cuando el Gobierno foral y estatal acordaron ubicar definitivamente la futura estación del tren de alta velocidad en Etxabakoitz tras 20 años de impasse. A partir de ahí se desbloquea la operación : se pueden construir viviendas sin esperar al TAV. Superada la recesión económica la maqueta encaja a su vez con la necesidad de contar con nuevos suelos para incrementar la oferta de vivienda, especialmente protegida. Los departamentos de Cohesión Territorial y Ordenación del Territorio plantean así reducir a mínimos la superficie comercial y terciaria e incrementar la oferta de vivienda (11.733, el 60% protegida) y subdividir el plan en fases para que el crecimiento se adapte a la demanda real de vivienda. Y demanda hay. Ayer mismo el Parlamento pedía, entre otras medidas, reforzar la política de vivienda pública para corregir las desigualdades crecientes en nuestra sociedad.