El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afronta hoy un Comité Federal que servirá para recomponer los cuadros de su Ejecutiva tras el destrozo causado por los informes policiales del ‘caso Koldo’ sucesivamente convertido en ‘caso Ábalos’ y ‘caso Cerdán’.

De la dimensión y profundidad de todos ellos deberá de dar cuenta la investigación, que permita convertir en pruebas documentales y periciales los indicios ahora recogidos en los informes de la Guardia Civil. O desestimarlos. Pero la necesidad imperiosa de Pedro Sánchez es recomponer filas en su propio partido. Las críticas internas han procedido de la periferia de eso que se da en llamar ‘sanchismo’, protagonizadas por las sensibilidades más damnificadas en sus espacios autonómicos –Lambán– o aquellas que han hecho de la oposición interna a los acuerdos con el soberanismo vasco y catalán que sostienen al gobierno su propio emblema electoral –García-Page–.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE necesita sacar del Comité de hoy no ya un atisbo de renovación de su estructura sino un cierre de filas contundente que acredite su propia fortaleza, cohesión y liderazgo muy por encima de sus disidentes. En ese sentido, la herramienta del Comité Federal puede atornillar las holguras del partido, pero aún tendrá que afrontar las que afectan a la estabilidad de la legislatura.

Después de hoy, Gobierno y Partido Socialista tienen un trabajo por encarar para recomponer confianzas en torno a la mayoría de investidura. Por activa y por pasiva, sus socios le han advertido que ya no basta con el riesgo de un Gobierno del PP ideológicamente decantado hacia la extrema derecha.

Es necesario que una alternativa progresista y respetuosa con la plurinacionalidad deje de estar al albur de un pulso entre las fuerzas a la izquierda de Sánchez –Sumar y Podemos, enzarzados por el liderazgo de un espacio que tiende a desaparecer en tanto no se le llena de contenido sostenible más allá de los eslóganes– o de la constante decepción de las fuerzas soberanistas por el incumplimiento o la dilación al materializar acuerdos vigentes desde el inicio de legislatura. Sánchez necesita construir una nueva estabilidad con contenidos tasados, con una limpieza estructural fuera de duda y con una fiabilidad en sus políticas que ahora están erosionadas.