La tenencia de perros es una afición. Afición que genera unos gastos como son la adecuación y gestión de zonas de esparcimiento canino. Quienes tienen perros (un capricho), que paguen las zonas de esparcimiento. Dice el refrán: Quien quiera peces, que se moje el culo. ¿Cómo conjuga el Ayuntamiento ese gasto con la crisis?