La mejor lotería que te puede tocar es tener un buen médico o una buena médica de cabecera, sensible, que empatice y que no sea rácano, que para eso hemos cotizado 40 años o más. Que no te empuje a ir a la privada por problemas de traumatología u otros asuntos. Reconozco el poco tiempo que tienen para atender al paciente. Pero su sueldo lo pagamos los pacientes y, a veces, te miran por encima del hombro. Hay de todo. Por eso veo la gran diferencia que hay entre el médico de cabecera o la médica de cabecera que tengo yo, y la que le ha tocado a otros compañeros.

Busco esa lotería, que para mí es la mejor: tener un buen médico o una buena médica de cabecera.