Se acercan tiempos difíciles con grandes retos a la sociedad y que según la OMS lo peor está por venir. Se prevé que las consecuencias de la pandemia Covid-19 agravará la situación socio-económica global, a la que tendremos que enfrentarnos por el pago de la factura sanitaria, el parón productivo con resultado del paro, el endeudamiento individual, colectivo y de las administraciones, la disminución de ingresos por impuestos y consumos en las haciendas respectivas, el aumento de los gastos sociales con la generalización de la renta básica, la morosidad, los previsibles gastos sanitarios para prevenir rebrotes de la actual o futuras pandemias, etc.

Para tratar de salir de esta situación de crisis global con los menores daños posibles, desde las instituciones Europeas hasta las Locales, pasando por las Estatales y Autonómicas, se están planteando profundos cambios de enfoque económico, político, social y ambiental que obligan a repensar las inversiones públicas. Se insiste en que no podemos cometer los mismos errores que nos han llevado a esta crisis, para lo cual se necesita una política global basada en el ahorro y la eficiencia. La lucha contra el Cambio Climático y el deterioro ambiental con la reducción de la biodiversidad, son tareas imperiosas que no deberemos olvidar si queremos mantener el Planeta Tierra en condiciones habitables. Esto conllevaría reducir el despilfarro de recursos, austeridad en el uso y consumo de energía y recursos naturales y aplicar la economía circular desde los residuos a nuevos productos.

En este nuevo y preocupantes contexto de sobreendeudamiento general, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP), compuesta por entes locales como Ayuntamientos y Concejos inmersos en las consecuencias de la pandemia presente, debería revisar también su actuación pasada y actual para adoptar, en lo que concierne a sus competencias (Agua, Residuos, Transporte Público, Parques Fluviales) nuevos criterios acordes con la nueva realidad.

Como colectivo preocupado por el tema de los residuos, la Compañía de las Tres Erres (reducir, reutilizar, reciclar) planteamos a la MCP un profundo cambio de rumbo en las inversiones de acuerdo con la nueva realizad.

La mayor inversión de la MCP prevista para este y próximos años, es la construcción de la macroplanta de tratamiento de residuos en Imarcoain, con un gasto anunciado inicial de 65 millones de euros. Estaba previsto financiarla con medios propios y ayudas del Gobierno de Navarra, pero con los grandes recortes presupuestarios especialmente en obras públicas que llegarán por la caída de la recaudación, la obra será muy difícil o imposible financiarla. Sería un crimen cargar ese gasto sobre los ya maltrechos bolsillos de los usuarios de los servicios de la Mancomunidad. Pero por encima de los problemas económicos está en cuestión la necesidad real de esa macroplanta, su ajuste o no a las actuales Directivas y Leyes sobre residuos, tanto europeas como estatales, así como su encaje medioambiental. Veamos:

Como solución a la gestión de los residuos la MCP presenta una planta de ingeniería y tecnificación compleja y centralizada alejada del control abierto y democrático de la ciudadanía, con una inversión desmesurada y de dudosa eficacia. Este criterio se contradice por completo con las prioridades de "descentralización y autonomía" que la legislación vigente fija para el tratamiento de los residuos.

En esa planta, el tratamiento de los biorresiduos, es decir la materia orgánica que constituye el 40-45% de nuestros residuos, tanto los bien separados del 5º contenedor, como los llenos de impropios del contenedor de Resto, se someten a un proceso de biometanización, cuyo objetivo es la producción de metano. Con este sistema se incumplen las leyes y directivas, que cada vez más insisten en el compostaje directo de la materia orgánica bien separada de impropios, para conseguir un compost de calidad. Este compost podría sustituir en parte a los fertilizantes químicos industriales que terminan nitrificando y desertizando los suelos de cultivo, a la vez que contaminan los acuíferos del subsuelo.

Los técnicos partidarios de obtener metano en la planta, se entusiasman con la energía que podrán aplicar al transporte en autobuses y camiones de la propia MCP, camuflando bajo el término 'bio' (de biometano) una supuesta energía renovable que en absoluto lo es. Primero porque no renueva los alimentos de donde proviene, cosa que sí cumple el compost. Segundo porque ese metano debe ser purificado de los compuestos de nitrógeno, azufre y otros, lo que incrementa considerablemente su coste. En tercer lugar porque la materia residual del proceso que se intente compostar "el 'puré bio-digerido", ha perdido muchas de las cualidades nutrientes del compostaje directo y además contendrá metales pesados que acabarán probablemente en las tierras de cultivo y finalmente en nuestra mesa. Además ese metano termina quemándose como combustible similar a los de origen fósil, produciendo la contaminación y el deterioro ambiental correspondiente.

Por todo esto, las Directivas y Leyes de residuos desaconsejan y anuncian su negativa a facilitar créditos o ayudas para financiar plantas de tratamiento de residuos (Incineradoras, Tratamiento Mecánico- Biológico, etc.) que se dediquen a la producción de energía.

¿Ha hecho la MCP algún estudio de costes-beneficios para la planta prevista? Que se haya publicado no. ¿Hay algún cálculo del coste de obtención de cada m3 de metano producido en la planta, incluyendo los costes ambientales? No se conoce.

En el proyecto de la planta de Imarcoain no se dice nada del correspondiente vertedero. No figura en los textos ni en los planos. Ante la pregunta de dónde está previsto, algún dirigente de la MCP ha contestado que "no se necesita". No existe en el mundo planta alguna del tipo de la proyectada en Imarkoain sin vertedero. Se necesita para depósito de rechazos y son bastante voluminosos, fundamentalmente los del "digerido" sobre todo los resultante de la biometanización de los contenedores de Resto, que debido a su grado de contaminación no sirve ni para fertilizante orgánico. Además están los rechazos de envases y materiales imposibles de reciclar. ¿Piensan trasladar todos esos rechazos a otro lugar mediante caravanas de camiones?

Proponemos priorizar el tratamiento de la materia orgánica mediante el Compostaje individual y Comunitario, con la participación activa de la ciudadanía en origen, con la selección de los residuos desde los hogares. La materia orgánica del 5º contenedor, debería llevarse a Plantas de Compostaje descentralizadas distribuidas por todo el territorio. Deberían ser tecnológicamente sencillas y de pequeño tamaño, ubicadas estratégicamente cerca de donde se producen los residuos para así disminuir el trasporte, incluso con la posibilidad de que parte de la maquinaria sea compartida.

Dada la situación creada por la pandemia, ha llegado el momento en que la situación social y económica nos obliga a repensar y tomar soluciones más racionales y diferentes a las que se han tomado hasta ahora. Respecto a los residuos, se debería trabajar conjuntamente de forma democrática, implicando y haciendo consciente a la ciudadanía de que la solución al problema de la buena gestión de los residuos, pasa por su participación directa desde casa y no por la construcción de grandes y costosas plantas.