El relato que hace público ahora Javier Moscoso del Prado en El País sobre los encuentros que mantuvo como miembro de la delegación que envió el Gobierno de Zapatero, a través del líder del PSE Jesús Eguiguren, con la dirección de la izquierda abertzale, con Otegi a la cabeza, y con la dirección de ETA en Ginebra y Oslo es esclarecedor. Tanto sobre las razones del fracaso de aquel proceso como, más aún, sobre la campaña de manipulación e intoxicación política, social y mediática que puso en marcha el PP, con la complicidad activa de UPN en Navarra, contra el PSOE. Moscoso, que ha sido ministro de Presidencia con González, presidente del Consejo del Poder Judicial y fiscal general del Estado, además de diputado, habla de aquellos hechos con la seguridad de quien ya no tiene nada que ocultar ni que temer. Defiende la legitimidad de aquellos diálogos y la eficacia para impulsar el fin definitivo de la violencia de ETA, que llegaría en 2011. En buena parte, por el desgaste de la propia ETA, pero también por el proceso impulsado desde la misma izquierda abertzale para imponer la actividad política sobre la acción terrorista. Moscoso, cuyo hijo Juan ha sido diputado por Navarra y concejal de Pamplona, se muestra especialmente crítico con la campaña de mentiras del PP de Rajoy, que utilizó a ETA como elemento clave en su acción de desgaste permanente contra Zapatero. Y en ese contexto cita la utilización de Navarra como arma arrojadiza. Indignado, Moscoso, navarro también, denuncia “el relato paralelo de que estábamos dispuestos a entregar Navarra”, campaña que señala como falsa. De hecho, Rajoy y Sanz montaron en marzo de 2007 aquella grosera manifestación en Pamplona, a la que se sumaron otros políticos navarros que al poco tiempo admitieron su error, con el lema de esa falsa venta de Navarra a ETA contra Zapatero. Fue un montaje infame. Moscoso insiste en que el diálogo democrático es la vía irrenunciable para la búsqueda de soluciones a problemas políticos, y apunta también a ese camino como vía en el conflicto de Catalunya para lograr una solución aceptable para la gran mayoría de catalanes. También entre líneas se puede intuir un aviso de navegantes al PSN ante los permanentes cantos de sirena de las derechas navarras de nuevo. El PSN fue una de las principales víctimas políticas de aquella campaña de mentiras sobre Navarra.