dice Esparza que Chivite “podrá ser presidenta del Gobierno, pero no será presidenta de los navarros”. Las navarras, al parecer, no tienen ni presidenta ni presidente. No cuentan en las cábalas políticas de Esparza. Una faltada de las habituales ahora de Esparza. Y desde que ve peligrar su elección, los exabruptos como discurso político se le están yendo de la manos. Es otro de esos mantras conservadores de moralina reaccionaria -nosotros los buenos navarros y el resto los malos navarros- que cada vez da más pereza. También supone una patada al sistema democrático parlamentario. Si Chivite logra los apoyos necesarios en la Cámara será investida presidenta del Gobierno de Navarra y será la presidenta legítima y democrática de todos los navarros y navarras. Poner en duda esa realidad es demostrar muy poco apego a los valores democráticos del parlamentarismo liberal europeo. La democracia les interesa solo si les sirve para sus aspiraciones de control político de la sociedad, si no, es un molesto accidente que hay que soportar de mala gana. Muy infantil. Y otra muestra de que se niega a asumir la realidad de los resultados electorales. Un ejemplo, PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E, partidos que concurrieron a las elecciones forales de mayo con un compromiso claro de no apoyar el regreso de las derechas al Gobierno, sumaron decenas de miles de votos más -en conjunto superaron los 200.000-, que los 127.000 del frente que formaron UPN, PP y Ciudadanos y la mayor parte de los votos de Vox en Navarra. De hecho, solo la suma de los cuatro partidos que sostuvieron la pasada Legislatura el Gobierno de cambio de Uxue Barkos (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E) también fue superior en votos a las de las cuatro siglas de las derechas unidas, aunque quedaron un escaño por debajo. Y solo los votos de PSN y Geroa Bai, posibles socios en un Gobierno de coalición, suman igualmente más que Navarra Suma. Quizá el problema de Esparza es que sus apoyos son ninguno más que sus 20 escaños en esta Cámara y eso le deja muy lejos de los 26 que necesita para ser presidente. Y si finalmente lo fuera será por una imposición política ajena a los intereses de Navarra y al resultado de los votos democráticos de los navarros y navarras en las urnas. Eso si que pondría en duda la legitimidad democrática de esa presidencia. Las cuentas claras.