Permiso para rescatar. La expresión puesta en circulación por la ministra-portavoz Carmen Calvo refleja en toda su crudeza y amplitud la mediocridad que impera hoy en la política y que la crisis del Open Arms ha puesto en toda su evidencia. Una mediocridad de la que la propia Calvo es una representante destacada. Su gestión con el Open Arms ha sido tan desastrosa como la que protagonizó el pasado mes de julio en el fracasado intento de negociación entre el PSOE y Unidas Podemos para llegar a un acuerdo que posibilitara la investidura de Sánchez. Más aún cuando en aquella ocasión fue pillada como filtradora a los medios de la propuesta de coalición que remitió Unidas Podemos al Gobierno, una chapuza que hizo manipulando además su contenido. La mentira como argumento clave del discurso político. Si entonces ya se puso en cuestión su capacidad como portavoz, la advertencia ahora de una posible multa de 900.000 euros al barco Open Arms por, según su argumentario, rescatar personas en alta mar sin licencia para ello es una antología del sinsentido político. Independientemente de que la legislación internacional del mar y el Convenio de Salvamento Marítimo establecen el deber de socorro como una obligación, el rescate de las personas naufragadas o accidentadas en riesgo de muerte es un deber también, y sobre todo, ético y humano. Sin olvidar que el Aquarius, el barco con personas migrantes rescatadas al que Sánchez abrió el puerto de Valencia como argumento electoral, tampoco tenía esa licencia administrativa que ahora alega Calvo. Hipocresía política en estado puro. Ignorancia, también. No ha habido grandes diferencias entre el discurso de Calvo contra el Open Arms y las diatribas lanzadas contra la ONG por el ultraderechista Salvini desde Italia. Una pésima gestión y una mala imagen para Sánchez cuando el presidente interino aún no tiene garantizada su investidura y permanece bajo la sombra de una nueva repetición electoral. Unas elecciones generales en noviembre serían las cuartas en el Estado en cuatro años, desde diciembre de 2015. Calvo, tan preocupada por ganar el relato en favor de las posiciones de Sánchez, está empañando en realidad el relato del presidente ante una posible nueva campaña electoral. Los riesgos de la mediocridad en política.